La producción de
células sanguíneas -hematopoyesis- es un proceso complejo a través del cual las
células troncales hematopoyéticas proliferan y se diferencian, dando lugar a
los distintos tipos de células maduras circulantes (i.e., eritrocitos,
granulocitos, linfocitos, monocitos y plaquetas). La hematopoyesis tiene lugar
en la médula ósea, en donde una intrincada red de células estromales y sus
productos, regulan cada una de las etapas que conducen a la generación de
células primitivas, intermedias y maduras. Alteraciones en la hematopoyesis
pueden conducir a situaciones de sobreproducción de células hematopoyéticas
(como las leucemias), o a una producción deficiente de las mismas (como en la
anemia aplástica). El estudio de la hematopoyesis tiene implicaciones, no solo
de tipo biológico, sino en el campo de la hematología clínica y la medicina
regenerativa.
Diariamente se
producen en nuestro organismo cantidades extraordinarias de células sanguíneas.
Organización del Sistema
Hematopoyético
Compartimientos Celulares
El sistema hematopoyético puede ser dividido
en base al grado de madurez de las células que lo conforman y a los distintos
linajes celulares que de él se generan. De acuerdo al grado de maduración
celular, se han identificado cuatro compartimentos. El primer compartimiento
corresponde a las células más primitivas, llamadas células troncales
hematopoyéticas (CTH). Estas células tienen dos características funcionales que
las distinguen: son capaces de auto-renovarse (al dividirse, por lo menos una
de las células hijas conserva las propiedades de la célula madre) y son
multipotenciales (pueden dar origen a los distintos linajes sanguíneos). Las
CTH corresponden al 0.01% del total de células nucleadas presentes en la médula
ósea, por lo que su estudio puede verse limitado desde el punto de vista
práctico. Sin embargo, gracias a los estudios realizados hasta ahora sabemos
que estas células tiene una morfología linfoblastoide, las cuales expresan
antígenos como CD34, CD90, CD117 y CD133, y que carecen de la expresión de
antígenos de linajes específicos, como CD3, CD4, CD8, CD19, CD20, CD33, CD38,
CD45, CD57, CD71, Glicoforina A, etc. (3). Las CTH dan origen a células
progenitoras hematopoyéticas (CPH), las cuales han perdido su capacidad de
auto-renovación, pero conservan su potencial proliferativo. Estas pueden ser
multipotenciales, o bien, pueden estar restringidas a dos (bipotenciales) o a
un solo linaje (monopotenciales). Las CPH constituyen el segundo compartimiento
del sistema hematopoyé- tico, el cual corresponde a <0.5% del total de células de la médula ósea; comparten ciertas características inmunofenotípicas con las CTH, como la expresión del antígeno CD34, sin embargo, presentan patrones de expresión de marcadores celulares muy particulares, de acuerdo al linaje al que pertenecen (4). Las CPH dan lugar a células precursoras reconocibles por su morfología (tercer compartimiento), las cuales, a pesar de ser inmaduras, pueden ser identificadas en frotis de médula ósea a través de microscopía de luz. Las células precursoras constituyen la gran mayoría de las células de la médula ósea (>90%
de las células hematopoyéticas residentes en la cavidad medular). Finalmente,
los precursores hematopoyéticos al madurar, generan a las células sanguíneas
circulantes (cuarto compartimiento).
Generación de Linajes
Hematopoyéticos
Las células de la
sangre se dividen en dos grandes grupos: mieloides y linfoides. Las primeras
comprenden a los granulocitos (neutrófilos, basófilos y eosinófilos),
monocitos, eritrocitos y trombocitos, mientras que las segundas comprenden a
los linfocitos B, linfocitos T y células NK. Las células mieloides son
producidas a través de un proceso conocido como mielopoyesis, mientras que las
linfoides son resultado de la linfopoyesis. Ambos procesos, si bien
independientes, están muy relacionados y la interacción que existe entre
células de uno y otro es muy estrecha.
Linfopoyesis
Tal y como ocurre en la mielopoyesis, la
producción de las células del linaje linfoide (linfocitos B, linfocitos T,
células NK y algunas categorías de células dendríticas) es un proceso dinámico
y complejo, el cual está determinado por combinaciones de factores intrínsecos
y microambientales que guían la diferenciación de progenitores linfoides a
partir de las células troncales hematopoyéticas (23)
Eritropoyesis
En la médula ósea
roja en los huesos planos: esternón, pelvis, costillas, vértebras. La tasa de
formación es muy alta incorporándose por término medio a la corriente sanguínea
unos 180. 106 /minuto, sustituyendo así a los eritrocitos eliminados y
manteniendo la cantidad de los mismos prácticamente constante. El tiempo que se
necesita para la formación de un eritrocito maduro oscila entre 4 y 7 días.
Partiendo de la célula primordial (también conocida como célula madre,
indiferenciada, célula stem) que es la célula que da origen a todas las
variedades de células sanguíneas la línea de diferenciación comienza para la
serie roja en la multiplicación, dando lugar a los proeritroblastos, eritroblastos,
normocitos, reticulocitos y eritrocitos. En la sangre se encuentra ya una
pequeña cantidad de reticulocitos, 5-25/1000 eritrocitos, cantidad que sirve
para observar un correcto ritmo de eritropoyesis. La célula madura, el
eritrocito es la célula que mayoritariamente abandona la médula ósea roja y se
incorpora a la corriente sanguínea. Regulación de la eritropoyesis El principal
factor que determina la eritropoyesis es la oxigenación de los tejidos. Cuando
por cualquier motivo disminuye la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos,
se produce un rápido incremento en el número de eritrocitos circulantes. Para
llevar a cabo esta modificación en el ritmo de respuesta eritropoyética, se
produce ante la falta de oxigenación en las células renales la secreción de
factor eritropoyético renal que al unirse a una globulina plasmática
sintetizada en el hígado forman la eritropoyetina. En la regulación de la
eritropoyesis también intervienen los niveles de vitamina B12
(cianocobalamina), ácido fólico y de Fe. La carencia de estos factores
determina un incorrecto desarrollo de la eritropoyesis, bien porque se formen
células anómalas (la carencia de vitamina B12 da lugar a células
megaloblásticas) o porque se forme un número insuficiente
Granulocitopoyesis
Cada uno de los 3
tipos de granulocitos se derivan de su propia célula madre unipotencial. Todas
estas provienen de la CFU-S. Por tanto, la célula CFU-Eo y la CFU-Ba
experimentan división celular y originan al mieloblasto.
Los mieloblastos
son precursores de los 3 tipos de granulocitos, y no se pueden diferenciar
entre si. Los mieloblastos experimentan mitosis y origina a los promielocitos,
que a su vez se dividen para formar los mielocitos. Es justo en la etapa de
mielocito cuando aparecen granulos específicos y se reconocen las 3 lineas de
granulocitos
Los neutrófilos se
originan en celulas madres bipotenciales CFU-GM cuya mitosis produce 2 celulas
madres unipotenciales. La CFU-G (línea neutrofilica) y la CFU-M (linaje de
monocitos)
Los neutrófilos
recién formados dejan los cordones hematopoyéticos perforando la túnica de
células endoteliales de las sinusoides. Una vez dentro del sistema
circulatorio, los neutrófilos se adhieren a las células endoteliales de los
vasos sanguíneos y se quedan ahí hasta que se necesitan.
Monocitopoyesis
Es el proceso por
el que se originan los monocitos. A partir de las unidades esplénicas
formadoras de colonias (UFC-S) se diferencian y originan células germinales
bipotenciales, las unidades formadoras de colonias de granulocitos y monocitos
(UFC-GM). A partir de de las UFC-M se originan los promonocitos. Los
promonocitos son células grandes con un tamaño medio de 16-18 µm de diámetro.
Su núcleo es grande, excéntrico y arriñonado y presenta uno o dos nucléolos. El
citoplasma contiene numerosos gránulos azurófilos que se corresponden con
lisosomas, un Golgi desarrollado, escaso RER, abundantes ribosomas libres y
numerosas mitocondrias. Los monocitos son células de unos 12-15 µm de diámetro
y representan aproximadamente el 5% de los leucocitos. Su núcleo es arriñonado
y excéntrico, con uno o dos nucléolos. Presentan los mismos organoides que el
promonocito pero destaca la gran cantidad de gránulos azurófilos (lisosomas)
que contienen peroxidasas, hidrolasas ácidas, pirógenos endógenos y
prostaglandinas. Las células maduras pasan a sangre y aproximadamente a las 36
horas pasan a los tejidos conectivos, donde aumentan de tamaño, adquieren
lisosomas y muestran actividad fagocítica, transformándose en macrófagos
tisulares.
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